74 grados centígrados
¿Como se prepara usted para pasar de estar a -27 grados centígrados, a estar a +47 grados centígrados.?
Como muchos de ustedes sabrán, pasé a vivir a NY por allá por el año pasado, por supuesto hubo una tonelada de cambios, no solo en mi forma de vivir sino en mi forma de ver las cosas, primero pues porque paso de un país donde no puedo caminar al aire libre con mi teléfono celular y/o mi laptop pues en mi Guatemala seguro te matan si te ven así, con tal de robarte tus pertenencias, es más, te matarían solo por no dar nada ante un asalto, eso sin importar si realmente llevas o no algún objeto de valor; y pues vengo a este país, donde puedo estar con mi laptop en un parque, chateando o contestando emails sin ningún problema. Luego me preguntan que: ¿por qué debería respetar las leyes de este país?, ante mi enunciado de “TODO país tiene sus leyes y reglas y lo único que yo debo hacer es cumplirlas a cabalidad” a lo que la respuesta es sencilla y no tiene nada de ciencia dura o blanda, es simplemente sentido común: si yo cumplí las reglas en un país que no me daba ni el mínimo por lo que fue constituido un gobierno: Seguridad y Justicia (SI, así lo concebían los griegos) entonces cómo no voy a cumplir las reglas en un país donde tengo seguridad y justicia. La conclusión se muestra ella solita, sin mucho esfuerzo. Bottom line is: hubo muchos cambios, y pues, evidentemente uno de esos fue… la adaptación a las nuevas latitudes y longitudes…
La respuesta a la primer pregunta es, no, no se prepara uno para eso, imaginen que en febrero de este año (2019) estábamos a menos 27 grados y luego a finales de julio estábamos a mas 47 grados centígrados ambos, como puede ser posible que un cuerpo de un latino (yo) se prepare para eso, y la respuesta es simple, no se puede, uno no puede meterse a un horno en su país y luego a una nevera al intentar prepararse para este tipo de climas extremos. Y eso sin mencionar las tormentas de rayos y lluvia.
Bien, ahora, vayamos un paso mas lejos. Que pasa si este cambio de “temperatura” o de “ambiente” en realidad no le pasa a su cuerpo, sino a su cerebro, es decir, pasamos de un ambiente de “comodidad” o exigencia que está aproximadamente a menos 27 y luego poco a poco llegar a un nivel de exigencia de mas 47, y la pregunta siempre es la misma: “¿cómo se prepara uno para esto?” La respuesta es simple: SI, deje a un lado su holgazanería.
Recuerdo que por allá por el año 2004 cuando estaba aprendiendo a tocar batería, tuve que alcanzar a los patojos que ya llevaban 4 meses practicando y pues como me ha pasado en la mayor parte de cursos y clases me toca llegar tarde de “oyente” y pues luego si funciono entonces ya me inscriben sino pues ni modo, gracias por su participación, así me tocó desde 1ero primaria; resulta que tuve que ponerme al día y terminé alcanzando a los patojos en 4 sesiones de batería, en este entonces recuerdo que el comentario de uno de mis compañeros de clases de música fue “ala puchica, ese Romeito -así se llama mi viejo- si se puso pilas, me voy a poner pilas para ganarle”; nuestro instructor “Andy”, así se llamaba, no recuerdo muy bien, pues su otro nombre era de esos nombres raros que rimaba con pedante o algo así, se dirigió a nosotros y nos pidió de favor que no compitiéramos entre nosotros, nos dijo, es mejor forjarse uno mismo y no competir entre ustedes, pues si compiten entre ustedes uno va a intentar superar al otro y cuando lo logre ahí se va a estancar, mientras que si viene alguien de afuera que solo quería ser bueno cada día, los va a dejar a los dos totalmente derrotados pues va a ser mucho mejor que ambos. Para variar en este entonces no lo entendí pues era demasiado joven.
Posterior en mi vida, luego que ya había cerrado cursos en la USAC, por allá por el año 2009, recuerdo las historias que mis compañeros que ya habían hecho sus privados contaban, no solo en ingeniería, sino en otras facultades donde los “profesionales” que los evaluaban les decían: “mientras yo esté aquí, no vas a pasar”. O los clásicos en las facultades de derecho “estas muy joven para ser abogada(o)” o el clásico de económicas: “si te dejo salir, vas a ser más competencia para mí, entonces mejor no hay que dejar salir a muchos”… apuesto que cualquiera que salió, y que le costó salir de la USAC, escuchó más de alguna de estas expresiones; antes, cuando si nos costaba forjarnos como verdaderos profesionales capaces de dominar el miedo, nervios y defender la opinión profesional, no que ahora que vas a recibir clases “en la maestría” y ya te dan la graduación del pregrado, como para cosechar gente que no es capaz de defender un punto de tesis o un EPS en un examen público, pero este será tema de otro post, pues lo vale; en fin, siguiendo con mi punto, resulta que ya uno estando ya viejo como a esta edad, se toma más tiempo para pensar sobre este tipo de expresiones y pues ya poniéndole un poco mas cerebro se da cuenta de lo risible y penoso que es el que alguien use esto como sus filosofías “profesionales” de evaluación de candidatos a graduación, ahorita les explico el porqué.
Recuerdan a Andy, mi instructor de batería, resulta que esa expresión de “si compiten entre ustedes, va a venir alguien mejor que los dos y los va a dejar totalmente derrotados”.
Cuando escuchamos a un profesional decir “si te dejo salir, vas a ser mi competencia” la frase encierra un enorme bolsón de cosas tan, tan, negativas pero las más sobresaliente como tal es algo que nos caracteriza como sociedad y que no estamos dispuestos a aceptar y la ocultamos detrás de un “orgullo nacional” y es algo llamado: MEDIOCRIDAD. Ah, ¿no me creen?, listo, déjenme explicarlo.
Si nos vamos a las palabras fieles de John Nash, en relación a que: en la oferta y la demanda, la competencia de la oferta, quien resulta beneficiado es la demanda; entonces veremos que la competencia es buena para la parte final, es decir, para quien tiene el resultado de la mejor calidad. En este caso, si un profesional compite con otro y ambos buscan superarse, resulta que quien obtiene mejor calidad de mano de obra es el empleador, lo cual no está mal, y no me vengan con sus criterios de que, si que los empresarios se aprovechan, etc., que por culpa de los empresarios ustedes tienen trabajo, frijoles en la mesa y pisto para comprarse sus camisolas del Barcelona y del Madrid pues se creen del viejo mundo, o en el peor de los casos, por culpa del empresario ustedes tienen un sixpack de cervezas para ver su “pantalla plana” los fines de semana. De nada.
Bueno regresando a mi post, resulta que esa competencia es buena, entonces por qué habría un “profesional” de huirle a la competencia nos estaremos preguntando y la respuesta es sencilla: por holgazanería mental. Obviamente es más fácil permanecer cómodamente con una mente en desuso, paseando por las cosas que no requieren esfuerzo que intentar competir, por lo que cuando un profesional dice que no quiere competencia se está olvidando de algo más: se está auto consolando como un mediocre. Las noticias para estos profesionales -vejestorios mentalmente- sería recordarles que uno compite contra uno mismo, contra su propio nivel profesional para salir de esa mediocridad, de esta cuenta, quien sale ganando es uno mismo pues mejora su nivel profesional. Y claro, también el empleador, pues finalmente de eso se trata ¿no?, para eso, uno da horas de mano de obra calificada y en compensación el empleador da un salario por el trabajo hecho, es un trueque, es de hecho una de las definiciones más nativas del trueque: servicios por dinero.
Ahora si regresando a lo que decía Andy, resulta que tiene toda la razón, si competimos con el de al lado, terminaremos los dos teniendo un nivel relativamente igual, uno levemente por encima del otro, pero se mantendrá el nivel, y si, en efecto, vendrá alguien más y nos dejará a ambos vencidos pues nuestro nivel residía en la competencia el uno con el otro; mientras que si competimos contra nosotros mismos, resulta que nos retaremos cada día más; de hecho, esto nos da otra ventaja, pues nos armará con las herramientas necesarias para auto superarnos, si a estas alturas no vemos ya el beneficio, entonces lo que nos hace falta es precisamente eso, competir contra nuestra holgazanería mental.
Aquí es donde el cerebro pasa de estar en un nivel de competitividad o exigencia de menos 27 y lentamente debemos llevarlo a un nivel de mas 47, y claro, eso representará, tal cual pasa en la vida real, quitarnos las chaquetas para la nieva y ponerse livianos, así con el cerebro, eso provocará que las cortezas blindadas de un cerebro conformistas, pasen a ser paños livianos para cerebros en forma capaces de soportar un ambiente de exigencia alta.
Así que la próxima vez que en un examen público (para los que SI se animan a hacer examen público en esta época donde ir por el camino más fácil es el “correcto”), su revisor o examinador les diga algo parecido, recuérdenle que su competencia es su mediocridad y que definitivamente no se ha dado cuenta por si holgazanería mental, y si, para finalizar su discurso díganle: “de nada.”
Gracias por leerme estimados jóvenes de este planeta azul.