No bastaron 20 dias
En física, se define un agujero negro como una cantidad finita de volumen (espacio) que contiene una cantidad de masa considerable, capaz de generar un campo gravitatorio de magnitudes tal que ninguna partícula incluyendo la luz puede escapar de él.
En toda esta definición, se hace referencia a un espacio que contiene una masa que lo supera por mucho. Es la idea detrás del ‘colapso’ del espacio para formar un agujero negro. Es como decir, quiero meter la masa de 1000 elefantes adultos en un volumen del tamaño de una cabeza de un alfiler. En promedio un elefante tiene una masa de 5000 kg, resultando en aprox 1.1267EXP10 kilogramos por milímetro cubico. En síntesis, un enorme volumen en un pequeño pedazo de espacio. El resultado es una atracción gravitatoria muy fuerte que mantiene atados a los demás cuerpos a este.
Sali de mi casa cuando tenia 17 años pues tenia la oportunidad y el sueño de estudiar fuera del lugar donde nací, eso represento que debía dejar la casa de mis papas, y así fue. Intentaba sobreponerme a la melancolía de no tener cerca a mis amigos e iniciar a hacer nuevos amigos en el lugar de estudio. Cuando se estudia en una universidad es básicamente fácil hacer nuevos amigos, así que los conseguí y esos amigos me persiguieron por los años que vinieron a mi vida.
No solía frecuentar la casa de mis papas, pues primero no tenia mucho dinero para estar pagando boletos de bus y luego que no tenia mucho tiempo para estar frecuentándolos, pero escondido, creo que realmente tenia miedo de acostumbrarme mucho a depender de mi mama en el sentido de su cariño y en realidad le estaba huyendo a esto, tal era el caso que desde esa edad, no había compartido mas de 3 días seguidos con mi mama y siempre tocaba despedirse, las estadías mas largas eran las de las famosas semana santas que consistían en jueves, viernes y sábado, pues ya domingo había que coger maletas y regresar a mi lugar de estudio o trabajo.
Después de eso, me toco moverme a vivir a otro país, país que había sido en cierta forma el sueño de conocer para mis papas y pues el Arquitecto supremo me permitió poder darles la oportunidad de que vinieran a conocer, para esto, había agendado un boleto con 20 días de estadía en el lugar que ahora vivo, en cierta forma me había mentido a mi mismo creyendo que sería fácil de superar después de estos 20 días.
El día cero había llegado, cogimos esos aviones con mis papas y los tres veníamos super felices, jamás había visto la cara de felicidad y asombro de mi madre y al coger ese avión, mi padre siempre había tenido miedo a las alturas pero esa vez, no podía desprender su mirada de la ventanilla del avión, yo intentaba dormir pues al día siguiente tendría que trabajar, y mi sorpresa al aterrizar fue escuchar a mi padre diciendo: “no he pegado el ojo durante todo el viaje, pues no quería perderme ningún detalle desde la ventanilla del avión”; incluso cuando hubo turbulencia, yo preocupado pensando que no les quedarían mas ganas de viajar en avión, hasta que vi que mientras otras personas tenían la cara de preocupación en plena turbulencia, mis papas estaban casi riéndose de este fenómeno…
Tuve la oportunidad de tenerlos conmigo durante 20 días, 20 días que me pude disfrutar uno a uno cada cosa que hablábamos, cocinábamos, hacíamos juntos, no voy a olvidar la cara que pusieron cuando los lleve por primera vez a conocer la ciudad de Nueva York e íbamos saliendo de la estación del metro, realmente fue increíble y yo tenia el corazón hinchado de tan feliz que me hacían por un lado tenerlos conmigo, su compañía, y por el otro lado saber que era un sueño que habían tenido y que en ese momento se les estaba cumpliendo.
Pasaron cada uno de los 20 días, y pues como me habían dicho antes “no hay fecha que no llegue” tuvo que llegar el día 19 donde había que arreglar maletas y ellos debían coger al siguiente día el avión de vuelta a su tierra.
Lloramos todo lo que pudimos esa noche, nos desvelamos y luego, y volvimos a llorar hasta que nos dijimos “suficiente” o al menos eso era lo que creíamos.
Al siguiente día, nos levantamos temprano para coger un Uber que nos llevara al aeropuerto, hicimos el registro de la maleta de equipaje y todo bien, hasta que teníamos que llegar a la fila para hacer el chequeo de seguridad donde yo ya no puedo entrar y solo los viajeros podrían enfilarse para ir.
Creí que ya no tendría lagrimas o algún sentimiento profundo, pero todo era una vil y vulgar mentira que yo mismo me había hecho, recuerdo que bese a mi madre en la frente y abrace a mi papa mientras mi madre solo me decía “bueno mijito, te me cuidas mucho” esas fueron sus ultimas palabras, luego, iniciaron a caminar hacia la inspección del agente de aduanas, recuerdo que otra persona nos vio llorar e intento darle palabras de aliento a mi madre y unas pequeñas palmadas en la espalda para decirle “he is gonna be alright” -cosa que mi madre linda seguramente ni pudo entender ni escuchar bien-, y mientras se perdían en ese mar de gente, yo intentaba estar al pendiente de que pasaran correctamente el chequeo de seguridad; logre verlos cuando estaban ya del otro lado ya buscando su puerta, mientras ellos no lograban divisarme.
Me quede sentado pues les había dado instrucciones de que me escribieran si necesitaban algo o que me escribieran para confirmarme que ya estaban en la puerta, mientras esperaba una persona intento hablarme para pedirme que le ayudara buscando el counter de su aerolínea, mi sorpresa fue cuando intente hablar y me di cuenta que literalmente tenia la garganta inflamada, no se si se me veía en el cuello, pero yo no podía hablar, sentía un dolor terrible en la garganta y sentía que no me salía ni una sola palabra, la persona llego a pensar que yo no había entendido su idioma pues no logre pronunciar una sola palabra, y solo pude señalar en cierta dirección para que ella continuara.
Intente caminar, baje a tomar mi bus que me llevaría de vuelta a la estación del metro para ir a trabajar, y fue al nada más entrar al bus, cuando inicio a rodar para salir del aeropuerto cuando no pude mas y volví a romper en llanto, no sentía nada mas que una garganta rota, un dolor en el pecho y lagrima que escurrían y escurrían y yo ni siquiera podía controlarlas. Pensé que habíamos llorado lo suficiente con mi madre, pero no era así, había tanta agua en mi cuerpo y más que en mi cuerpo, había tanto sentimiento en mi corazón que solo pedía salir y salir y salir, intenté ponerme unos lentes para que las personas no notaran lo rojo de mis ojos, pero fue imposible no notar las lágrimas que solo escurrían de mis ojos. Llegue e la estación del metro y al caminar, solo podía pensar que mi madre sentía en su corazón diciendo “he dejado a mi muchacho en esa gran ciudad”, hice lo que pude para olvidar o al menos no ponerle mucha atención.
Solo basto salir a almorzar para recordar donde habíamos almorzado solo unos días antes, con ellos, recordar su cara de felicidad de ver a su muchacho siendo ahora su anfitrión y que le enseñara la ciudad mientras le contaba pequeñas partes de la historia de esta ciudad, y las lágrimas volvían de nuevo.
Logre confirmar cuando ella había ya aterrizado a su tierra y fue aun peor, regrese a mi casa e intente ser fuerte, pero era casi imposible, no podía parar de llorar y de sentir ese dolor en dos lugares, el dolor era intenso, literalmente era un dolor físico lo que estaba oprimiendo mi garganta y corazón.
Preferí no comunicarme con ella pues sabia lo que pasaría, ese día no me fue posible dormir sino unas cuantas horas en la madrugada del siguiente día, que era fin de semana, intente contactarla y al iniciar a hablar iniciamos los dos a llorar pues recordábamos lo que habíamos vivido solo unas horas antes.
Tome el fin de semana para ‘filosofar’ sobre porque me había pasado eso, es decir, en cierta forma todos nos pasa, pero realmente quería entender porque con tanta intensidad, es decir, quizá a cualquier persona normal le podría pasar, pero no con tanta intensidad, y ahí es cuando vino a mi mente todo lo que ha pasado por mi vida.
Y es que los dos habíamos condensado 15 años de vida en tan solo 20 días, esa era la razón, y se sentía tan intenso, pues es la densidad que generaría tanto sentimiento que quizá fue reprimido durante 15 años y que había florecido en tan solo 20 días. Llegue a la conclusión que esa era la ‘gravedad’ de nuestras experiencias de vida, lo que el Arquitecto Supremo me permitió al lado de ella, había estado moldeado por todo ese tiempo que no habíamos podido estar juntos y que al fin se nos hacia el sueño realidad.
Si, lo sé, es tonto relacionar un fenómeno de la física con algo de relaciones personales, es solo que no encontré ningún otro ejemplo que personificara tan bien lo que he sentido por esa mujer. Mi madre. Y mi conclusión fue simple, no importa cuanto tiempo viva a su lado o no, nunca será suficiente. Nunca. Nunca.