como mi madre conocio el Internet
Allá por el otoño del 2017, cuando por temas laborales me tocaba estar en tierras europeas, recuerdo haberle comentado a mi madre sobre el posible viaje, a lo cual en ese momento ella sentía un sabor agridulce debido a que una cosa era que su hijo pudiera trabajar en tierras europeas y otra distinta era saber que iba a estar como a 10 mil km lejos de casa.
Aterrizando con un jetlag horrible, ya que este humilde servidor, por mas que lo ha intentado nunca ha podido dormir en los vuelos, resulta que intente tener conexion de internet en el areopuerto para intentar ‘avisar’ a mi familia sobre mi arrivo, ya que todos estaban al pendiente. Resulta que mi primer mensaje fue ‘ya vine, ahí le avisan a mi mami’ y claro como no, si es una de las mujeres mas importantes en mi vida.
Tenia que esperar mi tren como 2 horas ya que ni sabía que podía usar el ticket en otro tren entre tanto fueran del mismo tipo, y mientras esperaba, iniciaba la pensadera de estar lejos y debido a que siempre acostumbro llamar a mi madre diariamente, y resultaba la pregunta obvia al mero estilo del chapulin colorado ‘oh y ahora quien podra ayudarme’ para hablar con mi mama.
Estamos hablando de una señora de aproximadamente 65 anos de edad, la cual siempre ha tenido miedo a la tecnología.
Mis hermanas/os por el contrario son usuarios de las aplicaciones de teléfono, tanto que a veces hasta es incomodo ver sus estados de whatsapp… ja ja.
Iniciaba el dia 1 de trabajo y al salir, lo primero que mi mente preguntaba era, ‘y no vas a llamar a la abuelita?’ -asi le digo a mi madre-, y pues resulta que no.
Imaginen a mi madre diciendo ‘tengo que instalar el whatsapp’… era realmente injusto pedirle que lidiara con esas cosas a ella.
Me comunicaba con mis hermanas y les pedia que ellos le informaran a mi mama, de vez en cuando intentamos una que otra video llamada usando el telefono de alguien mas en mi familia, pero oh sorpresa, nunca se pudo concretar algo bien.
Regrese otras veces a Europa y el comportamiento siempre fue el mismo, pero no fue sino hasta el otoño del 2018 cuando por motivos laborales de nuevo, me tocaba estar lejos de casa, esta vez en NYC. Gracias a las pocas pero buenas cosas de Claro Guatemala, resulta que el plan sin fronteras es de lo mejor que pudieron haber sacado, esta vez si intentaba comunicarme a diario con mi madre para saber como había ido su dia, para contarle como había ido el mío y para a veces solo recordar viejos tiempos. Un sábado, recuerdo haber estado de ‘vago’ en manhattan disfrutando de un frio… de como 4C, cuando revisando mi celular vi un mensaje de un numero desconocido que solo decía: ‘hola’… como no sabía quien era, estaba a punto de bloquearlo cuando resulta que este mismo numero estaba haciendo una videollamada … ‘oh y ahora quien podra ayudarme’ dije de nuevo…
Lo genial de estas videollamadas de whatsapp es que cuando inicias una videollamada tu -bello- rostro es el primero que se muestra para la persona que esta recibiendo la llamada para decidir si desea aceptarla o no.
Resulta que esta vez, yo todo sorprendido, cuando veo la cara de una mujer morena, pelo entre negro y blanco, supongo que aun no le había dado tiempo de ponerse su tan acostumbrado ‘tinte’ para matar las canas -algo que siempre me ha gustado de ella-, con cara de sorpresa, dado que al ser su videollamada no sabia hacia donde ver, y esperando a ver donde aparecia la cara de su hijo…
No les voy a relatar como fue esa primer videollamada, solo recuerdo una frase que nunca mas se volvera una frase trivial en mi cabeza.
‘yo me siento… no se, feliz porque te siento cerca’.
Desde ese dia, ella venció a su dragón, venció a su miedo, venció a su nemesis, venció a su ‘cuco’ -en mi pueblo no le decimos coco, le decimos ‘cuco’ vaya! asi de raros somos-, y desde ese día ella ya sabe lo que se siente que dos corazones estén tan cerca en tiempo estando tan lejos en el espacio. Toma esta Einstein, la tela tiempo-espacio quizá si podia ser modificada en una de sus dimensiones… lo sé, es una tontera, pero simplemente queria decirlo, sonaba delicioso en mi cabeza.