la “gravedad psicologica”
Este post debió llamarse “pégame pero no me dejes”, de hecho justo luego de publicarlo se me ocurrió cambiarlo, pero ya para qué luchaba contra el destino. Si, ya lo se, es una frase de broma, aunque tan real en la vida, pero ya si nos ponemos un poco mas “románticos” con relación a lo que esto representa, veremos que fácilmente se puede hacer una analogía de las personas con este enfoque.
Cada día uno se levanta, y, si no vivís en una sociedad súper contaminada, podrás levantar la vista y ver una perfecta esfera color blanca amarillenta brillando, y uno se pone a pensar, es increíble que un objeto a tanta distancia, nos mantenga tan atados a el. Y la ironía mas grande que puede mostrarnos es saber que nos da la energía necesaria para vivir, pero esa misma energía al mismo tiempo es capaz de quitarnos la vida. Nuestro gran problema radica en la atracción gravitatoria que ejerce un cuerpo celeste sobre sus cuerpos planetarios que lo orbitan, de esa cuenta aunque nosotros quisieramos ir a buscar otra estrella, simplemente no podemos. A menos que seamos expulsados por nuestra estrella en cuyo caso, seriamos un planeta errante a merced de cualquier otro cuerpo que nos pueda destruir fácilmente.
¿Por qué esta mezcla de astronomía con el dicho “pégame pero no me dejes”? bueno es sencillo: Si nos ponemos a pensar en la analogía descrita anteriormente, nuestro problema es la dependencia de un astro solar para sobrevivir y al mismo tiempo estar a merced de cuando se le pegue la regalada gana de quitarnos la vida, (las llamaradas solares son una prueba de ello), y ¿con las personas? bueno pasa exactamente igual; la dependencia de personas hacia otras personas que tienen la capacidad de hacerles daño es increíblemente grande y tan real que pareciera que es como la “gravedad psicológica” que las mantiene atadas. Ahora bien, la atracción gravitatoria está en función de las siguientes variables:
d=la distancia de los cuerpos
m1, m2= las masas de los cuerpos en cuestión.
G= la constante universal de gravedad
Si nos ponemos aún más románticos, en la “gravedad psicológica” será que tendríamos las mismas constantes, tratemos de igualarlas.
- d= distancia entre un cuerpo y el otro, podría ser igual a la convivencia entre las personas.
- Masa 1, Masa 2: no, definitivamente no creo que sean las masas de los cuerpos, o ¿quizá la masa cerebral? ¿sugerencias?
- Constante gravitatoria: quizá aquí lo mejor sea consultarle a Freud, ese señor sabe algo de eso, lo apuesto. Sin embargo no afectaría el escenario, ya que es una constante.
Me interesa la atención que le podamos dar a las masas, porque pareciera que podemos reemplazarla por el carácter que cada una de las partes puede tener, es decir, entre más fuerte/grande sea el carácter de un cuerpo (masa del cuerpo mayor: estrella) la otra persona girará en torno a ésta y por ende la persona de carácter más grande mantendrá a su sabor y antojo a la de carácter menor. Ese sería un punto.
Imaginemos que es la masa cerebral, entonces, la persona más inteligente mantendrá a su sabor y antojo a la que no lo es tanto. Y si las masas son el equivalente al poderío económico, o a la clase social, etc., y hasta ahí lo dejaré sino me acusarían de racista, clasista, etc.
En fin, la idea detrás de proponer esta analogía es por lo siguiente: En el tema de la atracción entre cuerpos celestes, las poderosas leyes Inviolables (al menos en este universo) de la física, simplemente hacen IMPOSIBLE que un cuerpo pueda liberarse de su amo (cuerpo masivo o estrella), a menos que otra estrella use su masa, en cuyo caso tendríamos un sistema binario pero ahí se complica la cosa, en fin, si los cuerpos celestes están obligados a estar bajo este predicamento físico, la pregunta es: ¿y las personas? de acuerdo a este post, nada científico, sería interesante ver que cada una de las personas encontrara el equivalente a lo que en física son las variables de Masa 1, Masa 2; y con base en su relación quizá si encuentren la forma de “violar” la ley de atracción y por fin liberarse de esa persona que tiene la capacidad de “dar vida” y de al mismo tiempo “destruirla”. O quizá no, y en cuyo caso seguirán fungiendo como personas que solo obedecen a la naturaleza humana.
Por cierto, si les interesó el tema de la atracción gravitatoria, quizá quieran ver el siguiente enlace.